Siempre hay un tiempo perfecto para todo porque está en el plan divino.
Eso no significa que no tenemos el libre albedrío de elegir qué hacer y cómo. Todo lo contrario. Es una cuestión de sentir cuando es el momento para hacer las cosas que son mejores para nuestro desarrollo y cambios en la vida. Las palabras claves: sentir y cambiar.
Acabo de sacar a la luz algo que, lamentablemente, no es «normal» cuando debería de ser algo muy desarrollado en el ser humano. Esta mañana estaba caminando en la playa para contemplar el mar, sentir, meditar, conectarme con la Divinidad. Pero resultó que me puse a observar al ser humano común y corriente que estaba disfrutando de la playa.
Esta madrugada pasada, fue difícil dormir porque la desconsideración de los adolescentes y no adolescentes borrachos que estaba gritando y cantando como si estuvieran en un estadio, nos despertó a todos los que estábamos dormidos. Lo peor, es que eso está considerado «normal», se acepta que la gente que sale en la madrugada esté descontrolada y desconectada, que moleste, que grite y se comporte en plan salvaje. No sienten que están molestando porque su conciencia está en su ego y no conectado al espacio en el que se mueven. Grito para ser escuchado por aquellos que quiero que me acepten en su clan.
Las personas en la playa suelen agruparse donde hay ruido de música, ya sabéis el género, bebiendo y mostrándose a ver quién les ve. No estoy juzgando, sino describiendo lo que vi, que pasa en la gran mayoría de las playas del mundo. No hay consideración a aquellos que van a caminar, descansar, conversar y bañarse en paz, porque siempre está el grupo de gente que tiene los altavoces a todo volumen. Parece que la gran mayoría no pueden estar sin ruido mental, sino es su altavoz, son los bares.
Hay que salir lejos para encontrar paz, serenidad y el espacio de contemplación y meditación. Por supuesto estás pensando….vete a otro lugar que no haya nadie y no molestes, te aguantas. Y yo te contesto, por supuesto, pero a veces no te vas solo de vacaciones y segundo, ¿que pasó con la educación del colectivo? ¿no es la playa para todos? ¿y si te pongo una ópera a todo volumen en tu cara, qué? ¿Tendría el mismo derecho?
Esta reflexión te lleva a observar cómo en el mundo las personas se han desconectado de lo más importante: sentir. Sentirse a uno mismo, volver al centro y equilibrio interior desde la paz interior en el silencio, en la conexión con la naturaleza y sus tiempos correctos. Sentir a los otros para respetar su espacio y tiempos. La desconsideración es algo que en la sociedad se ha aceptado como normal. Pero ¿por qué? La educación debería enseñarse en casa, ¿qué ha pasado que hasta en las mejores familias parece que estamos en un estadio donde a nadie le importa nada? Cuando las personas gritan en vez de hablar, es porque no están conectados a su paz y no tienen una conciencia de respeto.
Cuando sientes, más allá de lo que estamos hablando, te conectas a los tiempos correctos.
Saber decidir, saber esperar, saber observar viene de la conexión del sentir, percibir, saber. Tú siempre sabes, pero el ruido mental, la prisa, el mundo externo que se metió en tu mente, te saca del centro vital donde no sabes qué hacer, pensar, elegir, esperar.
A veces las mejores decisiones toman un tiempo que está escrito en tu naturaleza. Nada de lo que percibimos de fuera es el tiempo correcto para hacer elecciones importantes de vida. La intuición es la conexión con el plan divino para ti. No necesitas preguntar a nadie, salvo para que te dé una solución desde otra perspectiva.
En el mundo espiritual, mucha gente dice «mis guías me dijeron»….. y todos terminan haciendo lo que les han dicho. En el mundo espiritual, ningún guía te dice qué hacer, solo te muestran caminos y oportunidades que dependen de tu estado de consciencia, pero siempre eliges tú. En la sanación es lo mismo, un terapeuta te muestra cómo piensas y por qué tus emociones y elecciones te llevaron al punto donde te encuentras, pero tú y solo tú, eres quien cambias para sanar.
Cambiar y sentir, volvemos a lo mismo. Parece que en el paradigma de la sociedad actual cambiar no es sinónimo de desarrollo sino de fallo. Sin embargo, vivir en lo mismo de siempre, enseñar a los jóvenes a decidir lo que siempre se ha hecho, mantenerse en una vida mecánica de confort, es el fallo. Cambiar es la naturaleza del ser humano, y sobre todo, del Universo. Pero para cambiar hay que sentir que es el momento correcto para hacerlo. Hay que enseñar la sensibilidad de saber cambiar en el momento correcto.
Cambiar tiene fases. La primera sensación, es cuando te llega una idea para mejorar tu vida, proyecto, hábitos de salud o lo que sea. De golpe sientes, ves, imaginas la solución de mejorar algo que te trae prosperidad y mejora para tu mejor versión. Ahí es cuando se mete la mente en cómo lo voy a hacer y qué problemas me encuentro. La mayoría de las personas se quedan en esta primera fase y vuelven a lo que conocen por comodidad.
El segundo estadio, es sentir cómo tu vida va a cambiar y cómo te hace sentir. Desde este sentir, puedes acceder a elegir un SI, quiero esto, cambio ya!. Para el Universo es una orden evolutiva. Empieza la manifestación, porque es el Universo quien se encarga del cómo lo va a hacer. A ti te toca mantener la visión del cambio y elegir los momentos para llegar a lo que has visto. Todo en los tiempos correctos para que se dé de la mejor manera para todos los involucrados. Para sentir los tiempos correctos, hay que estar conectado al centro de uno mismo, del Universo, y actuar como un reloj. Saber esperar el momento es un arte para la evolución, y esto nos lo enseña la naturaleza cada día si sabemos observar.
Por ejemplo, ¿veis cómo la gente se enfurece si no le contestan un mensaje al segundo? ¿por qué no piensan que al otro lado la persona está haciendo otra cosa que no es estar mirando el teléfono? Tiempos de espera, paciencia, consideración y saber elegir por uno mismo desde su propio sentir es fundamental para tener una vida próspera, equilibrada y llena de oportunidades.
La tercera fase es muy interesante, porque en esa no acción temporal, ves cómo el universo ordena las situaciones, cómo va cambiando tu día a día, tus decisiones toman otro rumbo por lo que se va dando diariamente, en que tú no tienes control alguno. Sientes el ritmo de tus cambios y, por tanto, de cómo eliges en base a esos tiempos.
La cuarta y final fase, es elegir el paso que lleva a la solución, que es en el momento exacto de acción. Poco a poco ves el plan divino actuar para ti. Observa, espera, elige, cambia. Todo pasa porque aprendiste a sentir el tiempo correcto. Tuviste consideración, respeto, y a la larga, es una bendición para todos.
Fuera de ti, todo es un caos que se organiza. Mantente dentro, en tu centro, y verás el orden divino trabajando para tu bien mayor.
Proceso de sanación: Tómate un TIEMPO de lectura por los artículos relacionados con SANAR. Repasa un poco aquellos temas imprescindibles en este proceso en el que te encuentras o del que quieres saber más en profundidad.
Sanar es sagrado, es un camino maravilloso aunque a veces difícil, pero si conoces más sobre lo que significa el proceso de sanación, verás cómo cambia tu vida y las creencias al respecto.
Hay muchos caminos, terapias y procesos, todos válidos siempre y cuando te tomes el TIEMPO de procesarlos, vivirlos e integrarlos.
¡Feliz sanación!