Seguimos recibiendo regalos para despertar y vivir en plena consciencia y entendimiento. Nos van abriendo poco a poco, a través de los artículos que voy publicando, a comprender los pasos que se necesitan para prepararse a las siguientes etapas para la transición de energía 3D a 5D.

Esta 4 parte es el paso hacia el perdón y aceptación de la humanidad, la responsabilidad que tenemos el uno para el otro, hacia el Planeta Tierra, la entrega de vivir por y para la evolución del ser humano desde el Amor.

Para integrar esta sanación y comprenderla a nivel mental y emocional, es necesario haber hecho Parte 1, parte 2 y parte 3.

Cubo de Metatrón

En cada parte de las sanaciones publicadas, nos llevan a experimentar diferentes dimensiones y energía. En la cuarta, la experiencia se basa en los sólidos platónicos: el cubo de Metatrón y el dodecaedro (descarga pdf Los sólidos platónicos y la proporción áurea). Lo mejor es que los tengáis en mente antes de empezar la sanación.

El Cubo de Metatrón sana las Líneas del Tiempo y libera el dolor ancestral que cargas. El dodecaedro sana las Memorias del Linaje. Si el dolor que sientes tiene que ver con tus Ancestros, el dodecaedro actúa en la memoria celular. 

Esta cuarta parte va a tratar varios temas muy importantes que giran alrededor de la toma de claridad y consciencia a la solución de cooperar y mejorar tu realidad y la de otros para la evolución de la humanidad (energía base para vivir en la 5D):

  • Reconocer los problemas humanos:
    infravaloración, pobreza, rebeldía, alimentación consciente, trabajo en equipo (cooperación, reconocimiento, respeto, generosidad), hablar desde la verdad sin manipular o cubrir eventos y responsabilidad social.
  • Moralidad: respetar la vida de los demás como la tuya, su libre albedrío, el bienestar y abundancia recíproca.
  • Flexibilidad de pensamiento: empatía con el otro, cambiar y aceptar las mejorías, honrar.
  • Sanar el orgullo y el «no poder hacer más» por el otro.

Esta integración se va a dar en los códigos de sanación que vamos a recibir en las vértebras C3 y L3. Representan el perdón y la compasión, la misericordia y la completud. Son las vértebras para desarrollar lo visionario, el compañerismo y la cooperación, para comprender la armonía del Universo y nosotros como parte importante de la evolución del mismo.

Vamos a sentir emociones de éxtasis propias de la 5 dimensión, emociones de una humanidad comprensiva y llena de recursos para florecer en la evolución y revelar sus grandes secretos y potencial.

Es una sanación del perdón con la humanidad. Todos los que estamos encarnados vinimos para vivir este momento, de alguna manera, en otras encarnaciones hicimos algo en contra de la humanidad y del planeta y ahora, hay que corregirlo. La mejor manera es con el Amor, con la entrega a otros, con la aceptación de uno mismo y la responsabilidad de lo que hacemos. Es la eliminación de karma, y eso mismo vamos a recibir: la limpieza del daño hecho en cualquier vida o dimensión. Recibimos la comprensión del daño en amor. Se van a limpiar implantes de sumisión, engaño y sufrimiento. Esto nos va a abrir a ver la realidad claramente del ser humano: de cada persona, del potencial, de la historia y del planeta.

En este viaje dimensional vamos a pasar por la 4D, de forma neutral, para expandirnos en la belleza de la energía 5D que forma el Universo. La entrega en esta sanación es fundamental para la transformación celular y la trascendencia de la consciencia.

También vamos a recibir la integración de las propiedades de una piedra llamada Pietersita, para algunos la piedra del Soplo Divino de la creación. Sinceramente no la conocía para nada, pero recibí la información con tanto amor, que pude entenderla como una piedra sagrada que contiene toda la comprensión sobre el Ser humano, y que a través de su integración surge la pureza de la esencia Divina en lo humano.

Todo lleva a sentir y recordar, que somos Dios porque estamos hechos de la misma energía. Somos Amor.

Recapitulemos las vértebras que hasta ahora se han activado:

C 3: La Tercera vértebra cervical C3 es una eterna solitaria. A causa de su posición, no puedo contar con nadie o trabajar en cooperación con otras vértebras. Si mi C3 no se encuentra bien, yo también puedo tener la sensación de que debo despabilarme solo. También puedo replegarme sobre mí – mismo, vivir “en mi burbuja” y evitar toda forma de comunicación (tanto oral como sexual) con mi entorno. “¿Para qué perder mi tiempo? De todos modos, ¡nunca se me hace caso y nunca se entienden mis ideas o mis estados de ánimo!” Entonces se produce la rebelión, el desánimo, porque mi sensibilidad está afectada en lo más hondo de mí. Incluso puede apoderarse de mí la angustia. El desgaste del tiempo hace su labor y mis sueños y mis deseos más queridos se desvanecen poco a poco. Me vuelvo irritable, amargo con una persona o una situación que no consigo digerir. La soledad puede tanto ser benéfica para recuperarme, hacer balance, ver claro en mi vida, como puede ser un medio de huir mis emociones, la realidad hacía la cual vivo mucha incomprensión. ¡La elección me incumbe! Tomo nota que una dolencia en C3 puede conllevar daños en mi rostro (piel, huesos o nervios) así como en las orejas y los dientes.

C 7: La última vértebra cervical C7 está influenciada altamente por todo mi lado moral, mis creencias y mi lado espiritual también. Si vivo en armonía con las leyes de la naturaleza, si escucho los mensajes que mi cuerpo me manda y la vida en general, C7 va a funcionar mejor. Al contrario, si vivo ira, si estoy cerrado a las opiniones y a los modos de ver de las personas con quienes me relaciono, si me elevo y me enfrento con otras ideologías diferentes de la mía sin una mente abierta, C7 reaccionará fuertemente y podrá afectar mis manos, codos y brazos que podrán inflamarse o tener dificultades en moverse. El funcionamiento de mi tiroides estará afectado. Del mismo modo, remordimientos de consciencia con relación a una palabra dicha, un acto hecho o un pensamiento mandado hacía una persona también van a afectar C7. Si vivo emociones intensas en mi vida, si estoy decepcionado, si tengo miedo de estar rechazado, si me escondo debajo de mi concha para evitar estar herido/a “otra vez”, C7 podrá estar afectada. Debo aprender a discernir lo que es bueno para mí y lo que no lo es. Debo respetar los puntos de vista de cada persona incluso si son diferentes de los míos. Abriendo mis brazos a los demás es como voy a aprender mejor y podré realizar mejor las elecciones que me permitirán sentirme más libre.

D 2: La segunda vértebra dorsal D2 reaccionará fácilmente cuando mi emotividad esté afectada. Si cumulo y ahogo mis emociones, entonces D2 me mandará un mensaje y aparecerá el “dolor de espalda”. Si tengo la sensación de que no tengo mi lugar en la vida y en la sociedad, que la vida es “injusta” y que me siento víctima de los acontecimientos, D2 estará afectada. Puedo ser particularmente sensible a todo lo que toca a mi familia, y vivo situaciones de conflicto o desarmonía de un modo intenso. Puedo haber almacenado viejos rencores. También puedo remover constantemente experiencias pasadas, recuerdos, queriendo fijar mi realidad en acontecimientos pasados en vez de mirar el porvenir con confianza y viviendo intensamente el momento presente. Puedo contemplar una nueva situación que me trae un miedo a lo desconocido. ¿Voy a tener demasiadas responsabilidades? ¿Voy a estar sostenido o deberé despabilarme solo? ¿Cómo van a reaccionar la gente alrededor mío? Si dudo de mí, de mis capacidades, podré reaccionar jugando el papel de los “duros de roer” volviéndome muy autoritario; tendré así la sensación de controlar la situación, sabiendo muy bien que tiemblo de miedo, yendo incluso hasta tener angustia. También puedo volverme irritable frente a una persona o un suceso y reacciono por saltos de humor. Una D2 en mal estado suele estar acompañada de malestar y dolores en el corazón y los órganos que se vinculan a ellos, así como a los pulmones. Aprendo a pedir y a hacer confianza en mi capacidad de aceptar nuevos retos. Suelto mi pasado y me giro hacia el futuro sabiendo que ahora soy capaz de tomar mi lugar en armonía con mi entorno. Puedo también leer la sección referente al corazón para tener otras pistas.

D 8: Las octava y novena vértebra dorsal D8 & D9 que hallo a la altura del diafragma y que están estrechamente vinculadas, se parecen en todo. Por esto, se tratan juntas. Se afectan principalmente cuando vivo inseguridad debido a un miedo que tengo de perder el control en una situación o con una persona. Me siento más seguro de mí cuando dirijo perfectamente todos los aspectos de mi vida, cuando orquesto perfectamente cualquier situación para saber exactamente qué debo esperar. Me escondo en mi burbuja de cristal, sin hacerme preguntas ni hacer esfuerzos para cambiar lo que sea en mi vida. Vivo todas mis emociones “para dentro”. Pero este “supuesto equilibrio” está trastornado, D8 y D9 asustadas reaccionan fuertemente, acurrucándose de miedo. La desesperación puede tener lugar y tengo el mal de vivir. Tengo dificultad en ver la luz al final del túnel. Puedo sentir desprecio por la vida y me dirijo hacía un abismo que sólo puedo vencer haciendo confianza en la vida y dejando ir el control que ejerzo. Porque es soltando cuando gano el dominio de mi vida. Tomo nota que una D8 lastimada puede acompañarse de dolores del diafragma y el bazo (incluyendo los trastornos de la sangre) mientras que D9 en mal estado estará acompañada de alergia o de un mal funcionamiento de las glándulas suprarrenales o de urticaria.

D 10: Cuando la décima vértebra dorsal D10 está afectada, esto suele reflejar una profunda inseguridad frente a la cual me siento sin armas, sin recursos. Mi confianza está en su nivel más bajo y necesito “un pequeño tónico” para ayudarme a darme más valor y a olvidar mis preocupaciones. Frecuentemente, esto puede ser un consumo más grande de alcohol o de droga que de costumbre que me dará “un pequeño estímulo”. Sin embargo, cuando vuelvo a mi estado normal, las inseguridades aún están presentes y mi vida se oscurece porque sólo veo el lado negativo de las cosas. Lo veo todo en negro, rechazando la vida, compadeciéndome de mi – mismo. Estoy preocupado por pequeñeces y me enfado sin ser capaz de manifestarlo sin embargo, lo cual afecta mi sensibilidad que vuelve a flor de piel y que hace que me irrito por futilidades. Una D10 en mal estado se acompaña frecuentemente de dolores en los riñones, reconocidos como la sede del miedo. Aprendo a hacerme confianza y aprendo a ver la belleza alrededor mío y la que existe dentro de mí. Tengo el valor de pedir ayuda.

L 1: La primera vértebra lumbar L1 está afectada cuando vivo un sentimiento de impotencia frente a alguien o a algo que no me conviene y que tengo la sensación de no poder cambiar, que he de soportar. Entonces, me vuelvo inerte, sin vida, gasto mucha energía con cosas frecuentemente menores pero las aumento tanto que toman entonces proporciones catastróficas, lo cual puede incluso hacer aparecer un sentimiento de desesperación. Puedo vivir inseguridad frente a aspectos de mi vida, pero no tiene realmente razón de ser. Quiero controlarlo todo, pero esto no es humanamente posible. Puedo también vivir conflictos interiores entre lo que quiero hacer y que no me permito. Esto hace subir en mí frustración, agresividad e ira. Estos sentimientos endurecen mi corazón si no me libero y amargan mi vida. Una vértebra L1 en mal estado puede traer enfermedades relacionadas con las funciones de digestión (intestino y colón) o eliminación (estreñimiento, disentería, etc.). Tomo consciencia del poder que tengo para cambiar el curso de mi vida, y sólo la mía! Vuelvo a establecer mis prioridades para canalizar bien mis energías.

L 2: El estado de la segunda vértebra lumbar L2 depende mucho de mi flexibilidad frente a mí – mismo y a los demás. La soledad y la amargura generalmente causadas por una timidez pronunciada son también factores importantes que pueden afectar L2. Soy preso de mis emociones: al no saber cómo vivirlas y expresarlas, y al ser éstas a veces vivas y explosivas, pongo máscaras para protegerme y evitar que se pueda ver lo que sucede en mi interior. Mi malestar puede hacerse tan grande que quiero “adormecer” mi mal con bebida, drogas, trabajo, etc. y L2 hará entonces una llamada de socorro. Tengo tendencia a ver las cosas en negativo y a vivir en un estado depresivo que veo muy poco porque estoy en un papel de víctima que no me obliga a pasar a la acción o a cambiar cosas en mi vida. Igual como L1, un sentimiento de impotencia y también mucha tristeza afectarán L2. Soy bastante amargo frente a la vida porque estaría supuestamente disfrutando de los placeres de la vida pero, frecuentemente, no me autorizo a ello a causa de mis obligaciones o por deber, para mostrar el buen ejemplo. Debo aprender que no he de ser perfecto. A veces puedo sentirme incapaz o impotente frente a una situación. No he de culparme por ello o estar enfadado; solo he de ser auténtico conmigo mismo y los demás y expresar simplemente mis penas, mis alegrías, mis dudas, mis incomprensiones, mis frustraciones para estar más abierto frente a los demás y para que L2 recupere vida también. Se debe recalcar que una vértebra L2 en malas condiciones puede conllevar enfermedades del abdomen, el apéndice o las piernas en donde podría ver aparecer varices.

L 3: La tercera vértebra lumbar L3 se ve sobre todo afectada cuando vivo situaciones familiares tensas o tormentosas. Me impido decir o hacer cosas para no herir y no molestar a los demás. Pero al hacer esto, me hago daño a mí mismo. Juego el papel de “buen chico” o “buena chica” manifestando una gran flexibilidad. Pero me vuelvo “bonachón” lo cual me causa frustración, sobre todo si debo poner mis deseos de lado. Y quizás, también, me ponga de lado, particularmente a causa de mi gran sensibilidad, sin saber mucho como dichas emociones estarán recibidas. Me vuelvo “paralizado”, incluso impotente, en mis emociones, en mi cuerpo, en mis pensamientos, lo cual impide que se manifieste mi creatividad y todo lo vinculado a ella, en particular la comunicación y la sexualidad que se quedan “rígidas” y “frígidas”. Para superar el desánimo, debo tender los brazos hacía los demás y atreverme a expresar mis emociones para que mi pleno potencial creativo se despierte y se manifieste. La mala condición de L3 puede conllevar dolencias en los órganos genitales, en el útero (en la mujer), en la vejiga o en las rodillas, tales como la artritis, la inflamación o dolores.

S 4, 5: Todos los deseos tienen su origen en las vértebras sagradas cuarta y quinta. Si soy capaz de administrarlas bien, si tomo el tiempo de descansar y hacer las cosas que me gustan, S4 y S5 funcionarán bien. Sin embargo, si vivo culpabilidad, tratándome de perezoso y confrontándome a mis deberes y mi moralidad, juzgando mi conducta “no correcta”, S4 y S5 pueden reaccionar fuertemente. Tengo el derecho de hacer cosas para mí y a veces evadirme pero debo evitar que esto se vuelva un medio de huida, evitando que me enfrente con mis responsabilidades. En ese momento, la pereza puede no estar benéfica: me mantiene en un estado pasivo de cansancio que me impide ir hacia delante. Por esto, en casos extremos, también estarán afectados mis pies. El único modo de curar el sacro quebrado o roto, es la inmovilidad física y el tiempo. El sacro está vinculado al segundo centro energético que se sitúa al nivel de la primera vértebra lumbar. Un desequilibrio de este centro energético puede aparecer en las dolencias físicas siguientes: referente a los órganos genitales, puede haber infertilidad, frigidez o herpes; en cuanto a los riñones: cistitis, cálculos; en lo referente a la digestión y la eliminación: incontinencia, diarrea, estreñimiento, colitis, etc. Las desviaciones de la columna vertebral (escoliosis) nacen generalmente a este nivel y conllevan con ellas dolores de espalda. El segundo chakra o centro energético, influencia mis relaciones con mi entorno y un malfuncionamiento de éste, que afecta mi sacro, será el signo de mi estrés, mis angustias, mis miedos y mi tendencia depresiva que debo aprender a administrar. En cuanto al coxis, está vinculado al primer chakra, o centro de energía, sede de la supervivencia. Representa el fundamento de mi sexualidad, la realización adecuada de mis necesidades de base (sexualidad, alimento, protección, techo, amor [el amor aquí referido es como el amor de una madre para su hijo. Cuando está afectado mi coxis, puede que viva el miedo a perder o no tener como mínimo un amor similar al que un hijo está en derecho esperar de su madre. Se trata aquí de este tipo de amor y no de una relación amorosa entre adultos], etc.). El coxis está formado de cinco vértebras coxigianas que están soldadas juntas. Representa mi dependencia frente a la vida o a alguien más. Hay muchas probabilidades de que mi cuerpo me diga que tengo que pararme cuando me duelo el coxis. Es mi inseguridad la que se manifiesta en relación con mis necesidades de base, de supervivencia, en particular el hecho de tener un techo, alimento, vestidos, etc. El alimento aquí se refiere a las necesidades físicas como emocionales y sexuales. Cualquier persona necesita amor en su vida. También necesita comunicación mediante relaciones sexuales con uno o su pareja. Estas necesidades generalmente se niegan y reprimen, sobre todo a causa de mis principios morales y religiosos, lo cual me lleva a estar insatisfecha. Puedo sentirme entonces impotente en todos los sentidos del término y hay una ira incubando dentro de mí. Quiero huir cualquier situación que hace daño a mi sensibilidad y frente a la cual puedo vivir culpabilidad. Debo poner mi orgullo de lado, es decir mis miedos. Debo confiar en la vida y sobre todo hacer confianza en mi capacidad por expresarme y asumirme. Cuando siento dificultades vinculadas con este aspecto de mí – mismo, compruebo interiormente hasta qué punto estoy (quiero ser) dependiente de una persona que, conscientemente o no, satisface ciertas necesidades de mi vida. Soy capaz de cumplir mis propias acciones, de ser autónomo. Es posible que las personas con las cuales me vinculo sean mucho más dependientes afectivamente que yo y que tengan necesidad de este tipo de relación. Acepto ver hasta qué punto hago muestra de independencia y vigor en mi vida. Debo soltar cualquier sentimiento de inquietud frente a mis necesidades de base y tomar consciencia ahora de las fuerzas que me habitan y afirmar que soy la persona mejor colocada para garantizar mi propia supervivencia. Al estar vinculado el coxis con el primer chakra, un desequilibrio al nivel de este centro de energía puede conllevar desordenes físicos, los más corrientes tocando el ano o el recto (hemorroides, irritaciones), la vejiga (trastornos urinarios, incontinencia), la próstata. También se puede encontrar dolores en la base de la columna vertebral, una toma o pérdida de peso considerable (obesidad, anorexia) y una mala circulación sanguínea al nivel de las piernas (flebitis), manos y pies. Estos males me dan una indicación que tengo necesidad de volver a equilibrar este centro de energía.

Disfruta de la meditación y sanación

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