El miedo nos ha paralizado. Y los hay que aún no se dan cuenta de la importancia de la situación de gravedad a nivel salud que estamos viviendo. Esas personas ajenas a la vida, a la salud de aquellos más débiles y ancianos, aquellos envueltos en su propio egoísmo y diversión, serán aquellos que deliberadamente transmiten y abren las puertas a que el virus se apodere de sus cuerpos, fácilmente, abiertamente, sin ningún respeto por quién son.
El miedo transforma la consciencia, rompe moldes, creencias, te hace más valiente, te ayuda a comprender que todos somos vulnerables, que la vida es un instante, que dependemos el uno del otro desde el respeto y la disciplina.
Eso se llama Amor.
El miedo, las enfermedades, los viruses…no saben de razas, ni de religiones, ni de edades, ni de poder y estatus. Estas llamadas de supervivencia nos devuelven a entender que somos todos iguales, que todos merecemos ser ayudados en la vida, que todos ofrecemos un trabajo y un servicio a la humanidad, que todo es igual de valioso. En estas situaciones…
El mundo está tomando consciencia a palos porque de otra manera está sumido en su ego. Todos somos parte de un plan para despertar a que en esta vida lo único que cuenta es la intención con la que te relacionas con otros, das y recibes. El equilibrio!
Un virus ha venido a tomar posesión del tiempo y el espacio que hemos robado a la consciencia. Y ahora hay que recuperarla sintiendo el miedo a que nos pase lo peor. Dependemos de los otros y de nuestra disciplina. Vuelta al equilibrio colectivo para TODOS. Que todos se den cuenta que nadie es especial.
Todos iguales bajo el mismo cielo.
Gran bofetada al mundo, que cierra sus fronteras, teatros, etc para implantar un nuevo orden: la consciencia. Y es que el ser humano sigue aprendiendo por “castigos” porque su ego sigue siendo más grande que el planeta. Esa es la consecuencia de querer más y más sin pensar que todos somos parte de un plan juntos, no por individual.
Cuánto más tiempo se necesita?