Nunca está de más recordar por qué la sanación es un proceso que lleva tiempo. Parece que cada vez que la gente que viene por primera vez a terapia y pregunta si tienen que volver y les dices que sería mejor seguir un proceso completo, se asustan.
Vivimos en un mundo que nos ha alejado del tiempo correcto y natural de nuestros procesos de vida, no importa cuál y dónde, pero la mayoría de personas no saben esperar y quieren todo ahora, fácil y resuelto. ¿Pero de qué te sirve entonces experimentar la vida si no hay crecimiento y toma de consciencia?
Un proceso de sanación es el camino que tomas para cambiarte y transformarte en una mejor versión de ti. Es el camino que se requiere para que tomes conciencia de que terminaste un ciclo en el que ya no hay más por aprender tal cual estabas viviendo. Todo ciclo acaba antes o después. Los bloqueos vienen cuando te quedas en un estado de confort en un ciclo que ya no da más de sí. Entonces la vida se repite, las cosas comienzan a no salirte bien, todo a tu alrededor te dice que cambies y las situaciones y relaciones se tuercen. Todo es para que te des cuenta de que hay necesidad de seguir adelante con nuevas lecciones y situaciones, cambio de tercio.
Nuestra vida es cíclica, y en cada ciclo hay procesos que ayudan a conocerte, descubrir potencial y ponerlo en práctica para desarrollar otro aspecto de tu ser. Quedarse en lo mismo por comodidad o porque así no se altera un bienestar, es ir en contra de la naturaleza del ser humano.
Todo proceso dura un tiempo más o menos limitado, hasta que es imprescindible seguir adelante.
Cuando hay una resistencia para empezar un proceso, se forma un bloqueo enorme. Y cuanta más resistencia, más difícil es ver el camino a la solución y la puerta del siguiente paso de desarrollo evolutivo.
Muchas personas creen que ir a terapia es porque estás fatal, enfermo, etc. Pero ir a terapia no es para nada eso. Sí es verdad que muchas personas que vienen están en serios problemas de salud, emocionales, con traumas y problemas en sus relaciones. Pero la terapia es para conocerse, entenderse y poner en práctica la mejor solución para ti, desbloquear memorias, emociones y recuperar un nivel energético de salud.
Ir a terapia es un modo de mantenerse en perfecta salud y autoconocimiento del propio potencial y propósito de vida, comprendiendo la metafísica del alma. Ir a terapia te empodera, te ayuda y te proporciona soluciones coherentes a tu propia vida y proceso evolutivo. Nadie tiene el mismo origen del problema ni el mismo camino de sanación. Por tanto, no te compares con nadie.
Cada vez que estás en un proceso de cambio y autodescubrimiento, salen patrones, creencias, o para decirlo simplemente, problemas, que necesitan solución y liberación. Creces en un proceso de sanación. Eso te da salud perfecta.
Ir a terapia es tan bueno e indispensable como ir al gimnasio o comer saludable, como tener educación y un trabajo estable. Desde pequeños deberíamos aprender a lidiar con nuestra energía, emociones, traumas y pensamientos. Porque todo eso no es un problema, sino parte de la vida del ser humano. Devolverle el poder a una persona es un deber para un terapeuta, pero vivimos en un mundo donde te quitan tu poder de experimentar lo bueno y lo malo, de comprender lo que somos y nuestra historia, y sobre todo, de autosanarte.
El proceso de sanación es el TIEMPO que tardas en tomar tu poder de transformarte en la mejor versión que puedes ser, de integrar la sabiduría de lo que has aprendido en el proceso pasado y toda tu vida, de comprender en quién te has convertido gracias a las experiencias pasadas, lo que ya no quieres más en tu vida y en lo nuevo que quieres vivir. Ese TIEMPO es sagrado, es un proceso que lleva reflexión y amor, donde estás vulnerable, frágil, desubicado. Estás descubriendo esa parte que no te gusta de ti que es la oportunidad para transformarla en la luz que está dentro de ti, es decir, ese aspecto de ti de luz que necesita salir fuera y ser experimentada en la vida.
Sanar significa recuperar tu poder, recordar tu esencia y naturaleza, darte cuenta de que hay mucho más por experimentar desde otro punto de vista. Sanar es parte de la vida, como respirar, comer, dormir. Sanar te devuelve la confianza en ti porque recuperas la conciencia de que eres un ser de luz experimentando la vida humana.
Y esta vida es a base de experimentar emociones, romper creencias limitantes, desarrollar nuevo potencial y hacerte tu propio manual de experiencia. Sanar lleva un TIEMPO indefinido. A veces es muy largo y a veces lleva poco tiempo. Todo depende de dónde estés y cuanta resistencia hayas metido al querer cambiar y abrirte a lo nuevo.
Hay muchas creencias en contra de sanar porque da miedo, la gente no quiere sufrir. A veces duele, si, pero es la resistencia que llevas dentro lo que duele. Fluir en querer sacar tu mejor versión no dolería tanto si lo vives como una oportunidad de renacer en una mejor versión.
Todo aquel que ha pasado por procesos de sanación, es feliz. Parte de sanar bien es el de aceptar que este tiempo es sagrado y es un camino de introspección maravilloso donde aprendes mucho más de lo que puedes imaginar. Así que sal de ese mecanismo del no quiero entrar en proceso de sanación porque duele y quiero algo que mañana ya esté solucionado.
Te diré que existe el proceso instantáneo, pero para eso necesitas un nivel de consciencia muy muy alto y un sistema de creencias limpio de limitaciones. Todo llega antes o después, pero para llegar hay mucho camino que procesar. La vida es eso, un continuo conocerse y transformarse.
Abraza este proceso y date el TIEMPO de vivir la mejor transformación para ti.
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Sanar es sagrado, es un camino maravilloso aunque a veces difícil, pero si conoces más sobre lo que significa el proceso de sanación, verás cómo cambia tu vida y las creencias al respecto.
Hay muchos caminos, terapias y procesos, todos válidos siempre y cuando te tomes el TIEMPO de procesarlos, vivirlos e integrarlos.
¡Feliz sanación!