Cuando estás receptivo a recordar, el Universo se alínea para que reconozcas las señales. ¿Recordar qué? Simplemente, quién eres.
Somos como racimos de uva. Imagínate una parra llena, repleta de frutos, amplía tu visión a toda la viña repleta, campos inmensos.
Tú, ahora, eres una uva con dentro semillas de potencial que recuerda el resto de las uvas de tu racimo, de tu planta. Y tu esencia, tu espíritu, es toda la planta, pero perteneces a la viña (el Universo) que está sembrado en la tierra (la Fuente, Dios).
Cuando mi hermana me dice «estás en la parra»…. pues tenía razón jajajajajajjaaja.
Estamos en un momento muy particular donde podemos abrirnos a reconocer que somos un racimo, aceptar que somos muchos aspectos y que podemos incluso sentir toda la planta.
La Madre Naturaleza nos invita a sentir ese fluir, esa unión, el poder integrar el potencial completo para que en esta uva que ahora sentimos que somos, esté todo el dulce sabor del néctar al que pertenecemos.
Es muy poético ser un racimo, pero al integrar esta verdad del alma, ¿estamos listos para saber cómo son las otras uvas del racimo? ¿a qué saben? ¿cómo se muestran? ¿están todas sanas, alguna podrida?
Parece ser que estamos en un buen momento para abrir una puerta de energía terrestre que permite entrar y recuperar esta información para el bien mayor personal y de la humanidad.
Existe una gran biblioteca de cristales que pertenece al planeta donde está guardada parte de la información que nos completa para transformarnos en una planta.
Esto la Madre lo llama trascender la semilla.
Muchos estamos listos para reconocer que en esta encarnación vamos a dejar un ciclo cerrado, o que vamos a brillar en nuestra completa luz y plenitud. Pero este paso no es el resultado del trabajo interior de una vida, sino de muchas.
En esta vida, o aquella que culmina el racimo, sanas aquello que está más profundo, escondido, transformándolo en sabiduría, la cual, te ayuda a conectar con la sabiduría y potencial de tus otras vidas que apoyan la razón de estar encarnado ahora en la humanidad.
Una vez que sanas y estás fértil para la Madre Tierra, ella te abre a reconocerte como un fruto lleno de semillas del racimo, que está lista para desprenderse y caer de la planta, llevando dentro toda la sabiduría ordenada y transformada.
Este periodo de semi caos, donde sientes que se cierran ciclos y tu vida necesita cambios fuertes, es en realidad el Universo que te lleva a sembrarte en una nueva tierra para que empieces a germinar. Eres varias semillas, potencial nuevo de todo tu ser cósmico.
Llevará un tiempo que estas semillas se abran rompiendo la costra terrestre y una de ellas se volverá planta, que a su vez, dará nuevos frutos que otros podrán probar. Tu sabiduría multiplicada en néctar para que otros, se nutran.
Cuando tienes la conciencia del racimo, tu vida se ilumina. Cuando del racimo sientes la planta, te transformas en un ser que quiere ampliarse en conocer-se, compartir y estar al servicio, pero cuando te multiplicas en una viña de uvas, ¿qué pasa? ¿qué se siente? ¿qué tipo de conciencia es esa? Pues es justo el regalo que la Madre nos tiene preparado, porque de esta manera, los frutos que vienen, son dulces y llenos de nuevas oportunidades evolutivas. Es un campo nuevo de sabores, de leyes, de historia, de invenciones.
Hoy le decía a una paciente, no es el cómo hacerlo que importa, es la seguridad que tienes en el hacerlo.Ya sabes y no te paras en el cómo. Cuando ya sabes sin dudar, cuando reconoces porque sientes que estás listo para ser germinado, solamente te dejas llevar por el Universo a ser plantado donde se necesita que des frutos.
Llevas vidas preparándote para una misión específica, ese es el racimo. Y ahora ha llegado el momento que una uva que lleva toda la información, pueda crecer como una nueva planta.
Esto es ser luz, expandir la esencia. El universo es esto, expansión de re-conocer serlo y dar frutos nuevos llenos de potencial listo para expandirse en varias nuevas versiones más avanzadas.
Es cierto que este proceso lleva tiempo, trabajo interior, pero sobre todo, saber esperar el momento de recibir la información de lo que somos para transformarlo en néctar de potencial nuevo. Todos somos semillas de una viña de distintos tiempos de la historia, y ahora es tiempo de que la Madre se abra a algunos para nutrirnos como planta. Es un trabajo de devolverle a ella nuevos humanos transformados de amor.
No estamos en un tiempo para vivir de forma mecánica, ajenos a la evolución del alma. Estamos cada vez más listos a tomar conciencia de la responsabilidad de vivir, de construir un mundo fértil, próspero, bello, lleno de oportunidades, de unidad, fraternidad. Un mundo donde brillar en plenitud, ser libres de ser. Un mundo que antes llamaríamos….el jardín del Edén.
Ser libre no significa hacer lo que te da la gana, eso pertenece al mundo del ego y separación. Todo lo que hacemos, tiene consecuencias. El efecto mariposa. Cuando tomas conciencia de tu propósito de racimo, sabes que cualquier decisión que tomes está hecha desde la conciencia del alma y que es muy distinta a la conciencia del individuo. Para decirlo en otras palabras, tus decisiones van a chocar un poco con lo que has hecho hasta ahora. No vas a poder explicar con lógica «humana» por qué haces y decides cosas, pero al final la energía es tan poderosa, que solo se entiende y pasa.
Conecta con la Madre Naturaleza, la Pacha Mama, como desees, porque al leer este artículo habrás recibido la invitación para trascender la semilla, y ella sabe exactamente cómo es tu siguiente paso.
Proceso de sanación: Tómate un TIEMPO de lectura por los artículos relacionados con SANAR. Repasa un poco aquellos temas imprescindibles en este proceso en el que te encuentras o del que quieres saber más en profundidad.
Sanar es sagrado, es un camino maravilloso aunque a veces difícil, pero si conoces más sobre lo que significa el proceso de sanación, verás cómo cambia tu vida y las creencias al respecto.
Hay muchos caminos, terapias y procesos, todos válidos siempre y cuando te tomes el TIEMPO de procesarlos, vivirlos e integrarlos.
¡Feliz sanación!