Llevo unos días con ganas de escribir sobre este tema del trabajo en equipo que tan «fácil» parece. Pero no, estamos acostumbrados a trabajar individualmente, aunque tengamos un equipo a nuestro cargo o seamos parte de un equipo. Nos han enseñado a criticar al jefe, a llevar la contraria, a negar a otros su autoridad, su talento, su genialidad, a tratar mal, a bulear, a «tragar» lo que no nos gusta, lo que no compartimos…

La vida me ha llevado a experimentar ambos lados y todo tipo de situaciones. He necesitado años y mucha sanación para llegar a donde hoy me encuentro. He hecho mucha, pero mucha sanación para limpiar mi corazón y poder ver la vida con paz y en una posición neutral. Digo esto, porque siempre hay dos «bandos» que suelen tener razón, pero ninguno suele ver la realidad del alma y del Plan Divino.

En los últimos meses, he trabajado en equipos muy distintos donde he podido ver lo que verdaderamente siento y soy. He llegado a un punto de mi vida en que el tema “hacer carrera” dejó de tener sentido. Como terapeuta trabajo sola, y eso me da una libertad para mejorar, estudiar, decidir, desarrollar mis métodos, forma de trabajar y compartir sabiduría. Como directora de teatro, dejó de importarme hace años el estatus, poder y literalmente, el necesitar hacer obras que dieran una vitrina al ego y esa ansiedad de tener que hacer, hacer y hacer.

Pero puedo compartiros algo importante, que es, tener el mejor equipo disponible: el equipo espiritual. Porque nunca estamos solos. Tenemos un equipo ahí «arriba» que nos apoya, que nos resuelve, que nos guía, que nos protege, que nos indica qué es lo mejor. Y ahí te das cuenta que todos estamos unidos por unos hilos invisibles que te llevan a aprender o enseñar.

Estoy inmensamente agradecida a mi equipo espiritual por mantenerme en la luz, por emanar luz, por compartir luz, por trabajar en y desde la luz.

Hoy en día, lo único que me mueve a hacer teatro, es la calidad de los seres humanos que están dentro y la fuerza de su composición o texto, de su arte, canto o sabiduría. Para mí, dirigir, es una bendición. Llevo 28 años en esto, he dirigido muchas cosas en teatros maravillosos y espacios muy pequeños. He trabajado con artistas famosos y gente “anónima”. Al final, esto de llenar un cv es verdaderamente inútil, no te llevas nada en el alma mas que las relaciones con las personas. Ese es el cv que importa para la carrera de un artista. Nutrirte de arte, que es luz y conexión con la Divinidad que eres y reflejas.

Hoy, me encuentro trabajando con artistas quiteños maravillosos, con un talento como pocas veces he tenido en mi vida porque creen en su verdad, raíces y entusiasmo por crear algo que tiene sentido para compartir fuera de su «ego» y cv personal. Los que hacemos ópera, trabajamos con compositores normalmente que están ya muertos y mucha tradición que implica que no podamos inventar libremente con los músicos y cantantes. Tenemos una cultura rígida, apagada por tantas copias, egos apabullantes y mucha envidia y discriminación.

A veces, la vida te regala momentos caídos del cielo y hoy, estoy en uno de esos momentos que hay que vivirlos cada segundo.

Me gustaría poder compartir lo que se siente tener un genio de compositor a tu lado en los ensayos que se emociona al ver tu trabajo. Lo que se siente poder preguntarle lo que significa su música, lo que él entiende en esas notas, de dónde se inspira, cómo ha sido su proceso creativo. Lo que significa meterte en su mundo y abrirle a otras fuentes de interpretación que también funcionan dentro de su música, siéndole fiel.

Me gustaría poder compartiros lo que significa trabajar con un director de orquesta que apoya tu trabajo, que te cuenta lo que quiere y cómo, que ayuda al cantante, que está en tus ensayos y no le sientes pero está detrás manteniendo todo con impecabilidad, sin sentir el “ego” pero sí su cultura, su inteligencia, su conocimiento profundo de la música y sus raíces, durante tu propio proceso creativo sin interferir.

Me gustaría compartiros lo que se siente al estar con cantantes llenos de ganas de abrirse a un nuevo canto, a un nuevo proyecto, que te lleva a comprender por qué antes los compositores amaban componer para unas voces específicas.

En estos años, trabajar con algunos cantantes (y los que más, son ya famosillos o principiantes), es ver cómo se vuelven mero loro que repite y escupe notas cerrados a imaginar y sentir. Incomprensible escuchar una persona que no siente desde el alma y canta con la mente en mecánico porque su «ego», o sea, el miedo, le lleva a que le controle.

Y me pregunto….. ¿por qué, POR QUÉ se siguen haciendo óperas y teatro que estamos hartos de ver lo mismo cuando tenemos artistas que crean algo innovativo, lleno de ideas, con música maravillosa, contando su historia, compartiendo al mundo algo que todos deberían sentir? ¿Por qué los teatros, el gobierno mismo, no les da la oportunidad de componer aunque sea una vez al año una composición? ¿Por qué contratan a personas que solo copian y no cuentan nada en el escenario sino que destruyen el arte? ¿Por qué es más importante repetir más de lo mismo para llenar teatros? ¿Por qué dramaturgos geniales tienen que escribir para teatros que tienen 30 sillas para 3 funciones y tienen que perder tiempo en pedir financiamiento que no llega ni para pipas porque los teatros de compañías prefieren lo clásico (qué pasa, que antes los clásicos no eran contemporáneos)?

Es lo de siempre, hay algo que debería cambiar porque el mundo necesita de artistas, de música, de arte, de poesía. LUZ, luz, luz y más luz.

Hoy innovar es sinónimo de «molestia», ser humilde es sinónimo de debilidad, el talento genuino se castiga.

Trabajar en equipo es respetar la valía del otro, dejarle inventar, crear, surgir, compartir, ser humilde para aprender, para expandir y abrirse a nuevas formas de pensar, sentir y percibir. Trabajar en equipo es armonizar las ideas, la energía, aceptar otras posibilidades, es bajar el ego para fundirse en una única «inteligencia». Esta energía lleva a crear, a progresar, a evolucionar, a sanar, a ser libre, a la felicidad absoluta y, por tanto, a la prosperidad y plenitud del Ser.

Crear es divertirse, porque as ahí donde se abren conexiones a energía DIVINA.

En el momento en que entra el «ego», se rompe la armonía. Y con esto imaginaos las consecuencias de la energía en ondas en todos los niveles de conciencia. Lamentablemente, es a esto que estamos acostumbrados en la mayoría de los trabajos.

Ahora, la energía del Universo lleva a que nos unamos, a que trabajemos en armonía, en creación ilimitada, en unión, en comprender la energía que corresponde a cada uno en su lugar de trabajo.

Sigamos pues, sintiendo a nuestro equipo espiritual que nos une, nos guía, nos anima a explorar, y nos abre el corazón para seguir emanando luz y transmutación allí donde vamos. Ahora, como agradecimiento, haré un fuego sagrado para alimentar esa luz. Que cada uno, alimente su equipo de la mejor manera!

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