¡Felices tiempos de renacimiento al nuevo año!

Llega la Navidad y nuestra vida toma una pausa para los grandes festejos…. paganos. El mundo rinde pleitesía a las comidas, regalos, viajes abundantes y celebraciones, sobre todo, familiares.

El mundo dejó de lado el rito sagrado pagano y religioso importantísimo para entender este proceso de vida en el que nos encontramos en este periodo de reflexión y preparación para recibir la LUZ.

Las Navidades se celebran el 25 de diciembre, y no porque Jesús nació el 25 que todos sabemos que no fue así, sino que la misma iglesia (fecha establecida pro la iglesia  en el siglo IV por el Papa Julio I) tomó esta fecha para cambiar los ritos en su propio beneficio y sepultar las fiestas del Sol y las romanas saturnales y del Sol Invictus. Pero haciendo esto, la importancia de conectarse con los ciclos astrológicos y rendir culto al Sol, Mitra y otros…. desapareció.

Hoy por hoy, volvemos a celebrar a través de fiestas más que paganas, son completamente comerciales.Volver al rito es volver a conectarse con la vida, el surgimiento de una parte nueva de nosotros que está lista para dar frutos desde la conciencia que hemos venido trabajando durante el año. Dar luz a la semilla que queremos que brote.

Los ritos espirituales dan sentido a nuestra existencia y a la vida que tenemos que mejorar en el día a día.

La oración no es religiosa sino espiritual, es lo que realmente somos, porque somos más que esta vida, que este cuerpo, lo que tenemos. En la oración recibimos guía, claridad, apoyo, conexión, cambio de percepción, paz interior….. SALUD. En la oración comprendemos nuestro origen Divino, sentimos esta vida como oportunidad evolutiva y podemos ver desde una dimensión fuera de la mente y programaciones, el camino más feliz, seguro, próspero y más completo a seguir.

La luz también nos invita a ser conscientes de la Verdad que nos rodea, a vivir en transparencia. Entramos en un espacio en el Universo donde nunca habíamos transitado, y esto significa vibrar en frecuencias nuevas conectadas con vivir en armonía, paz, respeto, coherencia, hermandad, unidad.

Es un tiempo de reflexión, de invitar a la luz interior de nuestro Sol a iluminar esas partes que están listas para ser descubiertas por nosotros y abrirlas al mundo, con amor. Aquí empiezan los cambios, por eso el tiempo de paz y armonía, de meditación y oración interna con la Divinidad del Universo y espiritual de cada uno.

En el fondo, la humanidad pide volver a este tiempo de rito del Sol, de celebraciones más profundas, de riqueza espiritual que son la base de que el año que viene, sea próspero, feliz, abundante y enfocado en aquello que queremos manifestar para la vida.

Os invito a reflexionar y a sacar de estas fiestas lo mundano, materialista, aquello que está de más y no os convence hacer, aquello que os saca de esta frecuencia Divina tan importante para evolucionar en la mejor versión de lo que somos realmente. Estas fiestas son para regenerarse, recapacitar, no para desgastarse, cansarse y desear que se acaben para volver a estar tranquilos y en armonía.

¡Felices fiestas del Sol que ilumina nuestras vidas!

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