Orbitando alrededor del planeta Tierra hay cientos de satélites, naves espaciales internacionales, basura espacial, asteroides….. pero también de vez en cuando vienen naves espaciales a controlar qué está pasando con los habitantes terrícolas y su planeta.

Sporos, es una de las naves de la Federación Galáctica especializada en «inseminar» planetas, pero es algo particular. Está habitada por humanos, sirianos, arcturianos, pleyadianos, telosianos, lirianos, procyones, andromedanos, alfa centauris, ummitas, tau cetis, y muchas más razas que forman parte de esta y otras galaxias más lejanas del universo.

Todos ellos conviven en armonía y al servicio de la evolución de la conciencia de la humanidad. Todos ellos se entienden y respetan. Entre ellos inventan, proponen y llevan a cabo ideas geniales que comparten para un bien mayor de todas las especies del Universo.

En esta nave se dividen el trabajo de varias maneras, pero hay una cosa en común: las semillas.

Hay millones de tipos de semillas en la nave para sembrar especies de plantas, árboles, algas, arbustos, hierbas medicinales, musgos. Todo tipo de variedades que van a generar todo tipo de vida, desde hongos, bacterias, insectos….etc.

Experimentan con el ADN del reino vegetal para sembrarlo y ver qué pasa en los distintos hábitats para observar cómo evolucionan en la Naturaleza. Cualquier semilla que puedas imaginar, está en el depósito de la nave donde almacenan semillas de miles de plantas de cultivo de todo el planeta. El objetivo es preservar una especie de “copia de seguridad” de cada versión que hacen como si fuera una biblioteca o archivo.

Existen biólogos e ingenieros de ADN que trabajan en una planta específica para desarrollar sus propiedades nutritivas como medicinales, pero también de compatibilidad con el terreno, minerales y aire. Trabajan toda su estructura energética y la conexión con la Madre Naturaleza como ser viviente. Hay un equipo especializado en el lenguaje, en cómo comunican y cómo transmiten su sabiduría de una a otra. Porque también las plantas comunican, sienten y emiten luz para la vida.

Para experimentar los ciclos de vida de las plantas, tienen un lugar de la nave que emula al detalle hábitats terrenales. Parece la Tierra misma por lo grande que es y detallada con respecto a luz solar, atmósfera, temperatura, etc

Si bien la mayoría de la nave trabaja en la parte biológica y genética, hay otra parte que trabaja en semillas hechas de frecuencias energéticas llenas de información y sentimientos para que el ser humano pueda nutrir su alma y abrirse a descubrir nuevas formas de sentir y relacionarse en el amor. Estas frecuencias sirven para llegar a desarrollar el sentimiento de Amor Divino de la Unidad.

Un día, para poder desarrollar mejor las emociones en el ser humano, decidieron aceptar en la Federación un grupo de humanos visionarios. Eran aquellos que soñaban con un mundo de paz, hermandad, equilibrio, respeto, vinculados a la sabiduría de la tierra y del Universo, de la ciencia y la espiritualidad.

Les dieron la oportunidad de soñar y sentir ese amor profundo para imprimirlas como frecuencias de emociones en semillas y expandirlas en el planeta. Había cuartos con camas impresoras. Cuando una pareja de amantes hacía el amor, se imprimían las semillas directamente a través de una luz que absorbía las frecuencias de los sentimientos que se encontraban debajo de la cama. Era hermoso para los amantes estar en éxtasis mientras evocaban el amor para toda la humanidad, la dulzura, la comprensión, el respeto, el placer, el gozo.

Se inspiraban mientras miraban por su redonda ventana directamente al planeta. Una vez que los sentimientos se filtraban y depuraban por la luz para ser impresos, un grupo de seres enanos y azulados se encargaban de llevar las semillas puras a bolsas de membranas que las mantuvieran humectadas y protegidas con su vibración intacta. De ahí las ordenaban para lanzarlas en una mini nave cohete para sembrarlas en el planeta.

Había otros humanos que mientras cantaban y jugaban, creaban, pintaban, construían, escribían poemas y teatro, y de alguna manera, esa creatividad infinita de las artes mágicas, también venía absorbida por luces y ondas que se imprimían en semillas de sentimientos.

Otros humanos buscaban la belleza y misterio de estar vivo desarrollando sus poderes extrasensoriales a través de la meditación y la contemplación. En estos casos imprimían en el silencio unas ondas que se expandían a través de las dimensiones de todo el universo. Creían que a través de ese sentir puro y conectado al Todo podían acercarse al sentimiento de Amor de Unidad que tanto anhelaban y buscaban. Encontraron que la energía que emanaban los humanos desde el corazón tenía una posible expansión infinita y resonante en todo el Universo.

Y así, cada día experimentan algo nuevo para crear una semilla que puedan enviar al planeta Tierra o alguna otra que lleve nueva genética y actualizaciones para la humanidad actual.

Los enanos azules de la nave son unos genios absolutos. Ellos saben cuando, cuáles y por dónde mandar sus naves robot para esparcir las semillas. Son los responsables de mantener ordenado y catalogado el depósito, cargar las correctas semillas en las naves en el orden que previamente decide el consejo que necesita el planeta.

Ellos pueden modificar la atmósfera para crear tsunamis, ciclones, terremotos…. porque trabajan junto a la Madre Naturaleza que les permite experimentar la diversidad y armonía en su hogar.

Una de las mejores maneras de mandar semillas es a través de ciclones y tornados, para que los fuertes vientos y agua se lleven las semillas lejos, por cada rincón oculto y desértico posible y puedan abrirse en el aire y así desprender sus esporas de frecuencias por toda la humanidad, animales y plantas.

Expandirse y expandirse a cientos de km a la redonda.

También crean tormentas eléctricas para que los rayos activen los aniones en las plantas. Casi como inyectar dentro del planeta una fuerte corriente eléctrica para descargar frecuencias que transforman toda genética instantáneamente. Incluso estas tormentas abren portales en el tiempo que cambian posibles líneas evolutivas.

Descargas y descargas de información entran en el planeta cada día, de muchas maneras, sin que lo veamos o nos demos cuenta.

Así que cuando vivas o veas que hay un ciclón, huracanes, tormentas eléctricas, tornados, ya sabes que desde el espacio mandaron varias naves llenas de semillas para esparcir frecuencias de amor por el planeta e inseminarlo con plantas llenas de nueva información.

En el fondo, todos vinimos a experimentar la evolución desde dentro para ayudar a los de fuera…

Qué gran espectáculo es vivir la observación del cosmos y la Madre.

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