Para aquellos que me conocen, saben que soy bicho de biblioteca. Creo que una persona necesita nutrirse de sabidruía, y uno de los medios son los libros. Una casa sin biblioteca (al menos un par de paredes, seria y ordenada) no es un hogar sano! Los libros tienen vida, nos hacen compañía y nos regalan además de un gran saber, viajes y encuentros que se quedan grabados en la memoria.

Hoy quisiera compartir con vosotros un libro que me cambió la vida cuando lo leí: Muchas vidas, muchos maestros del Dr. Brian Weiss.

Cuando me lo prestó mi buena amiga Ana mientras estábamos practicando 2 nivel de Reiki, yo creía en una vida única, como todo católico practicante. Me lo leí en una noche, fue imposible volver a una creencia religiosa tan limitante. La lógica se abre cuando las evidencias del alma son irrefutables. Hay cosas que puedes olvidar al nacer, pero cuando el alma llama para que despiertes, se rompe esa burbuja para dejarte libre y seguir investigando.

Este libro es indispensable para comprender que somos más que un cuerpo físico, que tenemos tantas oportunidades de evolucionar, de experimentarnos en tantos cuerpos, y que hay algo entre vidas…. la vida real, como lo llama el Maestro Jesús.

Pero lo que más llama la atención es cómo Weiss llega a esa información de la vida espiritual a través de la comunicación de su cliente con guías y maestros: hipnotizando. Lo divertido es que tardó 20 años en publicar sus descubrimientos por miedo a que le despidieran de su trabajo en la Universidad.

Weiss es un escritor y médico psiquiatra estadounidense que estudió en la Universidad de Columbia y de Yale, y que a través del tratamiento con sus pacientes corroboró que el recuerdo de situaciones traumáticas de otras vidas podían ayudarlos a sanar. Hoy, es un referente en la terapia de vidas pasadas y ha ayudado a muchas personas a poder conectarse con sus experiencias previas para comprender el propósito y los aprendizajes de su vida. 

Os dejo algunas citas del libro que dejan pensando…

«Nuestra tarea consiste en aprender, en llegar a ser como dioses mediante el conocimiento. Por el conocimiento nos acercamos a Dios y entonces podemos descansar, luego regresamos para enseñar y ayudar a otros».

«Es posible que nuestra mente diga: «yo no te conozco». Pero el corazón sí le conoce».

«Si una parte del ser humano es eterna (y en la historia hay sobradas evidencias para pensarlo así), ¿por qué nos tratamos tan mal? ¿Por qué pasamos por encima del prójimo en «provecho» personal, si en realidad estamos desechando la lección? Al parecer, todos vamos hacia el mismo sitio, aunque a diferente velocidad. Nadie es más grande que los demás».

«Es como si dentro de cada persona se pudiera encontrar un gran diamante. Imaginemos un diamante de un palmo de longitud. Ese diamante tiene mil facetas, pero todas están cubiertas de polvo y brea. La misión de cada alma es limpiar cada una de esas facetas hasta que la superficie esté brillante y pueda reflejar un arco iris de colores (…) Cuando todas las facetas estén limpias y brillen en el espectro de la luz, el diamante volverá a la energía pura que fue en su origen. La luz permanecerá».

«La sabiduría se alcanza con mucha lentitud. Eso se debe a que el conocimiento intelectual, fácilmente adquirido, debe convertirse en conocimiento ´emocional¨ o subconsciente. Una vez transformado, la huella es permanente».

«Solo uno mismo puede liberarse de las malas costumbres que acumulamos cuando estamos en un cuerpo. Los maestros no pueden hacerlo por nosotros. Si uno elige luchar y no liberarse, los llevará a otra vida y solo cuando decidimos que somos lo bastante fuertes como para dominar los problemas externos, solo entonces dejamos de padecerlos en la vida siguiente».

«Cada persona debe ocuparse de si misma, de hacerse íntegra. Tenemos lecciones que aprender cada uno de nosotros. Deben ser aprendidas de a una, en orden».

«Nosotros elegimos cuándo entramos en nuestro estado físico y cuándo lo abandonamos. Sabemos cuándo hemos cumplido lo que se nos envió a cumplir, sabemos cuándo se nos acaba el tiempo y uno aceptará su muerte, pues uno sabe que no obtendrá nada más de esta vida. Cuando se tiene tiempo, de descansar y recargar de energía el alma, se le permite a uno elegir su reingreso en el estado físico. Debemos tener fe».

«Uno debe tener paciencia, paciencia y tiempo, todo llega a su debido tiempo. No se puede apresurar una vida, no se puede resolver según un plan, como tanta gente quiere. Debemos aceptar lo que nos sobreviene en un momento dado y no pedir más. Pero la vida es infinita, jamas morimos, jamas nacimos en realidad. Solo pasamos por diferentes fases, no hay final. El tiempo no es como lo vemos, si no lecciones que hay que aprender».

«El miedo es un derroche de energía, impide a las personas cumplir con aquello para lo cual fueron enviadas».

«Nuestro cuerpo es solo un vehículo para que utilicemos mientras estamos aquí, Son nuestra alma y nuestro espíritu los que perduran por siempre».

Para aquel que quiera leérselo y no pueda acceder a una librería…. descarga un pdf.

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