„Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución, lo único que no se resuelve es la muerte. La vida es corta, por eso ámala, se feliz y siempre sonríe, sólo vive intensamente“
William Shakespeare
Antes o después nos llega la muerte. La muerte no perdona! Siempre llega.
¿Cuántas veces lo hemos dicho y lo hemos escuchado?
Como decía Hamlet: Si viene ahora, no vendrá luego. Si no viene luego, vendrá ahora. Si no viene ahora, vendrá un día. Todo es estar preparado.
Morir, dormir, tal vez soñar- ¡Ay! Ahí está el problema, pues lo que podemos soñar después de despojarnos de esta envoltura carnal debe hacernos reflexionar.
Estar preparado es la clave de vivir sin miedo, aprovechando cada experiencia y explorando la vida en cada rincón que se aparezca. Prepararse a morir es vivir. La muerte es la oportunidad para cambiar de estado y dimensiones de experiencias. Sirve para viajar y experimentar desde distintas perspectivas. Es una idea genial del Padre.
El alma NUNCA muere. El alma recuerda el cambio, la transición, la vida después de la vida.
Lo que duele en la muerte es el vacío que se deja en la vida del otro, lo no dicho, lo no resuelto, el ego…
Ayer voló de vuelta a la vida una de las personas más importantes de mi vida. Duele. Lloro. Siento el vacío, el agradecimiento por lo vivido juntos y me lleno de su «recuerdo» (re-cordar es volver a vivir en el corazón).
Y el duelo es justo eso, sentir las emociones que te hacen estar «vivo» y dar sentido a tu experiencia terrenal. Eso significa que lo que más importa en esta vida son las experiencias con las personas. Todo se recupera menos la presencia del que se va.
Lo único que te llevas al otro lado y dejas como huella en la vida terrenal, es lo que das a los demás y cómo lo das.
Esta es la clave de vivir estando preparado. Saber, ser consciente de tus acciones y las consecuencias en los demás y en tu vida. Lo que das te viene devuelto. Todo se reduce a esto…. vivir, morir…soñar.
Soñar es manifestar, vivir experimentar, morir transcender.
El dolor hay que vivirlo, sentirlo, llorarlo. Ese vacío que nos dejan las personas importantes hay que transformarlo en enseñanzas de lo que significaron para nosotros. Lo que nos dejaron hay que integrarlo y esa energía se transforma en su latido dentro del nuestro. Viven en nuestro corazón.
Las almas están unidas por hilos, en contínua transformación.
La aceptación de la «muerte» es parte del proceso del duelo. En ese proceso encontramos y damos sentido a nuestra vida, a las relaciones con los demás, a la integridad en relación con mi amor propio y con la vida. Sentir, llorar, aislarse, enfadarse, soltar, desprendernos… aceptar e integrar al otro en nuestra esencia.
Toda muerte afecta de alguna manera. Nos reconecta al presente, a valorar cómo nos relacionamos, nos enseña a decir lo que sentimos, a aprovechar el tiempo, a reordenar prioridades, a salir del estado de confort, a decidirnos, a comprender que no hay edad para morir.
Morir es vivir y viceversa. También morir une corazones en momentos de duelo. Una metáfora irónica…. la muerte une porque es vida en su máxima expresión.
Os dejo algo de información sobre la muerte y lo que pasa….»detrás del velo».
Visita la Biblioteca virtual sobre este tema.
Libros importantes para descargar:
La vida entre vidas, Michael Newton
Destino de las almas, Michael Newton
El plan de tu alma, Robert Schwartz
La rueda de la vida, Elisabeth Kubler Ross
La muerte, un amanecer, Elisabeth Kubler Ross
Sobre el duelo y el dolor, Elisabeth Kubler Ross
Viajeros en tránsito, Maria Isabel Heraso
Enlace a varias películas sobre el duelo y la muerte.
Artículos interesantes sobre duelo y muerte.
Monroe Institute: Hay unos ejercicios que ayudan la transición y aceptación sobre la muerte. Lo recomiendo