¡Qué difícil es hablar de la muerte! Parece que le tenemos más miedo al «concepto e idea» que a la muerte misma.

Nos da miedo enfrentarla, nos da miedo desde pequeños cuando vamos a dormir, nos da miedo pensar en nuestra muerte, en la de los demás, nos da miedo en general lo relacionado a la muerte. Pero ¿por qué? Si en toda cultura y civilización se le ha celebrado de alguna manera. ¿Dónde nos desconectamos? ¿qué no entendemos de cómo vivir para irnos en plenitud?, ¿qué creencias nos hemos dejado meter en relación a la muerte que rechazamos tanto al punto de tenerle miedo?¿por qué duele tanto y muchas personas no superan la muerte de seres queridos?, ¿por qué nos han enseñado a temer la muerte y el más allá?.

El miedo a la muerte es una reacción del ego, es una desconexión con el alma y las memorias de que hemos muerto muchas veces, es una desconexión con lo más íntimo y sagrado propio, y en lo más profundo, es un trauma con la desconexión con la Fuente, el Creador. Así de simple. Pero tan profundo que nos ha separado de su luz.

La muerte es luz. Sabiduría. Volver a lo más puro y sagrado.

¿Habéis escuchado a personas que volvieron de tener experiencias cercanas a la muerte (ECM)? Ninguno quería volver, porque el amor, paz y felicidad que sentían en el estado natural del ser era tan inmenso que no querían volver. Ni por sus seres queridos. Porque entendían que no hay separación. Esta ilusión de la separación y vacío es sólo del que está «vivo», encarnado en la Tierra. Y es lo que crea el sufrimiento del duelo.

Cada vez más médicos estudian las ECM para tratar de explicar científicamente las evidencias de que la muerte no existe.  Están estudiando la conciencia, ¿dónde está?,  ¿dentro o fuera del cuerpo?.

“Muerte”, en cierta forma significa permanecer, morar en un lugar concreto, estacionario, del latín “mors – mori”. Algo que ya no se mueve y por ende se queda quieto. En inglés, (Death), proviene del indoeuropeo “dheu”, un concepto de finalizar, de terminar. Desde el punto de vista Universal, vida y muerte describen un Patrón, un camino dentro de la Matriz cósmica.

Definición de muerte

Qué es, concepto o significado

Sustantivo femenino. Culminación de los procesos vitales de un organismo. La muerte debe entenderse  como la terminación de determinados procesos de una entidad de los cuales dependía su identidad específica; por ello se predica muerte no solo de los seres vivos, sino de una empresa, de una planta, de una época, de un sentimiento o de cualquier cosa que en un momento existió y luego dejó de ser.   Se puede dar respuesta a la muerte desde varios puntos de vista, como el biológico, el religioso y el físico, entre otros.

La muerte es la práctica máxima del Vacío, es un recordatorio que nos avisa que podemos ser libres de nuestra propia creación y que podemos vivir el sueño que deseamos.

Matías De Stefano

El problema de la muerte, es la relación personal que tenemos con ella. Si hay rechazo y miedo entonces comprender el orígen, si hay traumas o si es por haber vivido una pérdida trágicamente. Aquí podemos trabajarlo en terapia y solucionarlo.

También el problema  de la dificultad de superar un duelo. ¿Por qué tu vida de golpe no tiene sentido?, ¿por qué el dolor no pasa?, ¿por qué no puedes continuar y enfocarte en tu vida, rehacerla sin esa persona? ¿por qué no puedes enfocarte en las personas que están vivas a tu alrededor?, ¿has tomado la posición/rol de víctima?. Aquí hay un problema de ego y el trabajo de terapia depende de la voluntad de abrirse a cambiar sin sufrirse en su propio dolor. Mirar fuera de si mismo como víctima y su posición egoica.

Para sobrevivir a la muerte, hay que morir varias veces experimentándola en vida. Acostumbrarse a su presencia, pero no como la iconografía temerosa que tenemos del colectivo que nos viene a buscar, sino como una puerta a nuestra trascendencia a la luz, una oportunidad de cambio y desarrollo evolutivo.

Que sea parte de la vida como algo natural, porque es así. Que sea un proceso más importante por el cual pasamos para reconectar con lo más sagrado e íntimo que tenemos que somos nosotros mismos. Que sea el camino para recuperar las memorias de nuestra esencia, de nuestra naturaleza, de nuestra pureza y aprovechar para limpiar lo que no es útil, el apego, las tristezas, las creencias.

Celebrar la vida es celebrar la muerte. Despedir un ser querido es celebrar su paso a la luz. La vida es una experiencia en la que nos entrenamos para pasar al otro lado con sabiduría nueva adquirida. Venimos para hacer experiencias trascendentales. Esto es lo que no tenemos que olvidar y lo que hay que recordar/enseñar desde que somos niños. No ocultar nunca la verdad de la muerte a nadie, porque todos tenemos derecho a vivir y prepararnos para el salto final. Y si, no sabemos exactamente qué y cómo pasa, cómo es. No podemos tener certezas pero si evidencias. Lo importante es lo que la «creencia» de la muerte influye en la realización, felicidad y desarrollo de tu vida.

Cuando vivimos los procesos de muerte juntos, nos ayudamos a soltar, a ver la vida con más alegría y unión, a conectar con lo sagrado, a recordar la infinitud de la vida en todos los planos y dimensiones, a hacernos preguntas existenciales y mejorar la vida actual para que cobre sentido.

La muerte es la oportunidad de borrar, aprender, conectar, limpiar, crecer, renovarse, reinventarse… La muerte en todos los sentidos es un proceso de vida, como todo en la naturaleza en sus ciclos. Renacer para seguir explorando desde otra vida integrando sabiduría y consciencia, es la lógica de la creación del Universo.

En estos artículos sobre la muerte, lo que intento es tratar un tema tabú y difícil para quitarle peso y enfocarlo desde la parte más «natural» y no emocional (con todas las creencias que hay detrás culturales, históricas, religiosas, filosóficas y demás). Sino que es una conversación simple de alma a alma, neutral, como si estuviéramos charlando al otro lado antes de encarnar. Mi enfoque es el de una persona que ayuda a romper con ideas, patrones y enfoques durísimos. Para que te preguntes cosas, para que tengas otro punto de vista.

En este tiempo me han hecho preguntas muy desde el ego y el dolor, desde la dureza que todo es difícil cuando pierdes un hijo, o de golpe pierdes a tu madre y hermana la misma semana por covid, a un hermano de 20 años o una abuela que era como tu madre, de familiares suicidas, etc. Historias hay millones. Yo también he vivido la muerte de seres queridos, y he tenido el honor o la gran suerte de ver morir a mi madre en mis brazos y de salir del cuarto para que mi padre se muriera en paz y no conmigo delante porque sino, no se iba. Así es el amor, así es la vida.

Lo importante es estar preparados para la propia muerte y la de los demás, venga como venga. Sin ponerle excusas de dolor y por qués a los que nadie te va a poder consolar. Si hay algo que siempre has sabido, es que morimos. Y lo más fácil, es hablar de la muerte abiertamente y simplemente, sobre todo con los niños, que la gran mayoría recuerdan memorias de antes de nacer. Porque si desde niños sabemos y nos sentimos unidos con el más allá, la muerte no va a ser un dolor, sino una experiencia de dolor basada en la luz y trascendencia comprensible.

Nos parece difícil si, a veces no hay una explicación lógica humana de por qué un padre o madre se muere joven dejando hijos de 2 y 7 años huérfanos. Hay preguntas sobre por qué hay bebés que mueren a los meses de nacer, otros que no llegan a nacer, otros por qué mueren con enfermedades congénitas, discapacidades, etc etc. Este tema es por contrato kármico. Toda alma «pacta» antes de nacer qué lecciones quiere aprender, algunas son lecciones pendientes kármicas para purificar y otras son lecciones muy fuertes que te permiten hacer un atajo espiritual. Y hay otras maravillosas cuando descubres que tu hijo de 20 años era un maestro de luz encarnado que vino a enseñarte el amor incondicional a través de su dolor y enfermedad. Suena difícil cuando desconoces que esto pasa, porque no nos lo han contado y no es de sabiduría popular. Es metafísica del alma. En el Plan Divino hay un diseño perfecto para cada alma.

Por eso la muerte es un tema tabú, porque desconocemos lo que pasa, porque lo pactamos antes de nacer y por qué nos vamos a veces tan repentinamente. Creo que poco a poco, toda esta sabiduría ancestral va a ir abriéndose al dominio de todo el mundo. En muchas culturas esto siempre ha estado en la luz, las orientales e hinduistas, por ejemplo. Los que venimos de una educación cristiana, pues desconocemos el 80% de la metafísica del alma a menos que estudiemos con una mente muy abierta.

Se han necesitado médicos y personas con «fama y poder mediático» que han tenido experiencias fuertes y han abierto puertas para hablar abiertamente del tabú de la muerte y reencarnación. Poco a poco, será «normal» saber y vivir plenamente. Será «normal» sentir y conectarse con nuestros seres queridos al otro lado. Porque no están muertos, sino que viven transformados en luz en otra dimensión y pueden comunicar.

Hablaremos de lo que pasa al «otro lado». Almas que no saben que han muerto, almas que no trascienden a la luz porque están apegadas a alguien o porque necesitan resolver algo, almas perdidas, almas errantes… hay todo un mundo invisible para nosotros, pero real y plausible. ¡Nada es lo que parece!

Mientras tanto, si estás leyendo este artículo, es porque esta verdad ya es para ti.

Aquí puedes investigar más a fondo entre artículos, vídeos y libros de la biblioteca virtual.

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