…..es vivir conscientemente.

Nos cuentan que la muerte es el final de la vida, y en muchos casos, nos pasamos la vida preparándonos para morir.

Pero la muerte, al menos como la veo desde hace tiempo, es la coronación de la vida. Duele mucho la muerte. Pero dolería menos si supiéramos vivir. Esos dos PEROS que acabáis de leer, son la solución. Morimos tal cual vivimos.

La mayoría de las personas mueren de enfermedad y vejez. Y en ambas, suele ser con dolor, sufrimiento y desgaste, tanto, que se van agotados y cansados. De algo hay que morirse, pero es la forma en la que te mueres que cambia tu paso hacia el otro lado.

Prepararse para morir es, en cierta manera, algo que te recuerda a la religión, algo que evitamos, algo en lo que no quieres pensar. Me preparo para no tener pecados. Morir fuera de pecado! Encarnar sin karma. No quiero pensarlo. No existe nada después de muertos… etc etc etc

Os voy a proponer otra manera de saber vivir para ver la muerte como una coronación de la vida.

Nosotros como seres co -creadores podemos elegir en vida cómo vivir (ley del libre albedrío) por tanto qué situaciones y personas forman parte de la experiencia. Lo que somos en frecuencia y vibración, atraemos. Esa «realidad»  que se nos presenta es la que experimentamos.   Usamos leyes como la ley de causa y efecto, afinidad y vibración….

Tenemos un mapa evolutivo que nos permite saber qué energía nos sintoniza a la mejor línea evolutiva y mejor versión del ser, una guía que te «recuerda» tus lecciones y aprendizajes y te mantiene en tu centro evolutivo, es decir, mantenerte en salud perfecta para que experimentes tus propósitos que desembocan en tu misión de vida.

Hay infinitud de líneas del tiempo que se ordenan según tu consciencia, creencias y elecciones. Cambian según tú decidas enfocar tu destino.

Os recuerdo que la diferencia está en que el propósito es el sentido profundo que le da dirección a nuestra vida y destino es la manera de poner el propósito al servicio personal y cósmico al mismo tiempo.

La vida es una toma de consciencia del autodescubrimiento y transformación del ser. Pero… hay un pero.

Llega un momento después de la transformación que dejamos de vivir en automático y nos preguntamos por el valor de la vida que hemos llevado. De golpe, el sentido de la muerte se presenta. Y se abren las puertas a la trascendencia.

Este paso es por el que toda alma que toma consciencia de ser divina pasa si o si: Trascender la muerte (del ego). Empezamos a sentir que nuestra vida es importante, que cuenta, que tiene valor, que hemos conseguido sabiduría y queremos contarlo, compartirlo.

¿Os habéis encontrado con gente mayor que sólo te cuenta anécdotas de su vida y otros que escriben sus memorias? es porque es parte de la vida dejar huella en los que se quedan. No es ego, en estos casos.

Trascender la muerte significa vivir exactamente tu sueño sagrado, ese anhelo que llevas en el alma con el que identificas tu vida. Y muchos no lo logran porque se quedan en lo material, en la vida mecánica y cómoda. Muchos antes de morir se arrepienten de no haber tenido el atrevimiento de vivir lo que sentían. Y ahí está la línea evolutiva que lleva al sueño sagrado.

Algunos ese sueño lo llamaron el Jardín del Edén. Qué pena que a algunos nos lo contaron diciendo que nos expulsaron por culpa del pecado… una tal mujer ¿no?

Pues va a ser que nadie expulsó a nadie y que hay espacio para todos.

De hecho, en algunas culturas somos los guardianes del jardín.

Cambia bastante el enfoque de la vida: si te echan del paraíso del que eres parte, no eres merecedor de la felicidad y estás dividido y desconectado del Creador. Te llenas de culpa y necesidad de ser reconocido por el Creador. Sin embargo, si eres guardián del jardín, eres merecedor de ese paraíso, por tanto lo respetas y estás en plena comunión y conexión con el Creador. Esta sabiduría de la comunión con el Todo es indígena. La otra, es religiosa.

Esta base del jardín parece una tontería, pero en realidad es la base del enfoque de si vivimos o no con culpa y falta de amor propio. Esa «culpa» que se nos inculca genera miedos, represiones, comportamientos lejanos a nuestra naturaleza de amor, mentiras, injusticias, abusos, poder, etc etc etc

Y aquí vienen las creencias de la muerte y de cómo elegimos vivir. Si desde creencias limitantes que nos inculcan desde el pecado y miedo a ser juzgado, o desde la plenitud de la expansión de nuestra divinidad y comunión con el todo.

Ser o no ser, esa es la cuestión.

Este enfoque que os presento sobre la vida es mucho más simple: vivirla en la plenitud, disfrutarla, ser consciente de cambiar lo que no nos gusta de nosotros mismos, tener la valentía de transformarnos para experimentar nuestra naturaleza más pura, limpiar nuestra alma, sanarnos y seguir en anhelo del alma.

El anhelo es la trascendencia para vivir el sueño sagrado, o el mejor Plan Divino que existe para esta versión que encarnas.

Si te mantienes en tu centro, en coherencia con lo que eres, dices, piensas y haces, si te mantienes limpio y sanando huellas kármicas, si mantienes una alimentación consciente, es posible que no enfermes y vivas en plenitud muchos años.

La enfermedad es un desequilibrio físico, mental, emocional y espiritual. Es incoherencia de vivir lo que eres, como eres, lo que sientes, anhelas y quieres. La enfermedad es un acumular lo que está reprimido, inconcluso, deseado, triste… y lo peor, es que se hereda esa memoria por generaciones. Por eso, hay que limpiarse las memorias a través de la sanación.

De algo morimos todos, pero es mejor morirse estando satisfecho de la propia vida y en paz con todo.

Si eres consciente de vivir en coherencia con tu naturaleza, potencial y sueño sagrado, toda tu vida tendrá un sentido más allá de lo que puedas imaginar. Tu vida será plena, resuelta, llena de sabiduría que compartir y recordar.

Tú mismo estarás sorprendido de la cantidad de cualidades y potencial que desarrollas a lo largo de la vida. Sin repetirte, re-inventándote cada vez.

Este diagrama de Ikigai es una base para pensar sobre tu vida ahora mismo. ¿Te falta algo? ¿Puedes rellenarlo sin pensar mucho? ¿Llegas a esa plenitud y felicidad a través de lo que haces y eres? ¿Necesitas cambiar algo en tu vida?

Una pregunta que muchas personas se hacen antes de morir es ¿hice todo lo que pude imaginar? ¿me arrepiento de no haber vivido suficiente? Pues si, la gran mayoría. Pero esto hay que solucionarlo antes.

Ahora te pregunto, si mañana fuera tu último día de vida, ¿cómo quisieras vivirlo y con quién?

¿Has tenido una vida de éxito o fracaso?

Pues empieza a cambiar lo que no te funciona, de lo que no estás satisfecho, aquello que crees que te impide evolucionar.

Si no sabes cómo cambiar porque te falta algo, empieza por escribir rellenando: Cuando ……… entonces……..

Verás que es una gran excusa para cambiar. Por ejemplo, cuando tenga dinero suficiente, entonces voy a viajar. Cuando me suban el sueldo, entonces voy a comprarme una casa, etc etc etc ¿Cuándo es ese cuando? No va a haber cambios si tú no activas la palanca del cambio para que el Universo te lo ofrezca.

Vivir es ahora, no mañana. Vivir es cambiar, inventar, transformar, atreverse, sentir, explorar, seguir ese anhelo de compartirnos con otros para unirnos en la plenitud. Vivir es reconocerse ilimitado. Disfrutar de existir.

Y entonces, el día en que nos toque, de la manera que toque dejar esta vida, tendremos la memoria llena de sabiduría. Habremos aprendido a morir.

Morimos tal cual hemos vivido.

Seguiremos hablando de cómo morir conscientemente y cómo preparase para morir y acompañar a otros en el proceso.

Aquí puedes investigar más a fondo entre artículos, vídeos y libros de la biblioteca virtual.

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